Antología de narrativa realista y naturalista
1.- Ideal de la literatura realista: la novela es un espejo
- «Una novela es un espejo que se pasea por un ancho camino. Tan pronto refleja el azul del cielo ante nuestros ojos, como el barro de los barrizales que hay en el camino. ¡Y el hombre que lleva el espejo en el cuévano será acusado por ustedes de ser inmoral! Más justo sería acusar al largo camino donde está el barrizal y, más aún, al inspector de caminos que deja el agua estancada y que se formen los barrizales» Stendhal. Prólogo a ROJO Y NEGRO, tomado como definición del realismo del XIX.
- Precedentes literarios
- Imitatio vitae, speculum consuetudinis, imago veritatis. Definición de comedia atribuida a Cicerón, político y escritor romano del siglo I a.c.
- «…porque no fuera acertado que los de la comedia fueran finos, sino fingidos y aparentes, como lo es la mesma comedia, con la cual quiero, Sancho, que estés bien, temiéndola en tu gracia, y por el mismo consiguiente a los que la representan y a los que las componen, porque todos son instrumentos de hacer un gran bien a la república, poniéndonos un espejo a cada paso delante, donde se veen al vivo las acciones de la vida humana, y ninguna comparación hay que más al vivo nos representa lo que somos y lo que hemos de ser como la comedia y los comediantes». Cervantes, Don Quijote de la Mancha, en la aventura “las Cortes de la Muerte”
- «Imagen de la vida es la novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción” Galdós. “La sociedad presente como materia novelable”, discurso de ingreso a la Real Academia (1897)
2.- Parodias románticas
La educación literaria de los realistas europeos fue romántica. Poco a poco se apartaron de la subjetividad y exageración romántica y fueron prefiriendo la observación de la realidad física, social y psicológica. Con frecuencia escribieron relatos breves con una intención paródica del romanticismo. El novelista ruso Gogol les ofreció a los realistas el modelo literario: el absurdo (recordad el cuento que leísteis, La nariz ,y el que os recomendé, Diario de un loco). Leamos los siguientes cuentos paródicos:
- El don Juan. Benito Pérez Galdós
- La cúpula de los Inválidos. Honoré de Balzac
3.- Detallismo descriptivo
Los realistas intentan presentar todas las facetas de la realidad, por lo que cultivan con esmero la descripción. Sus descripciones son tanto físicas como psicológicas y sociales. Destacan las descripciones de lugares, que influyen en la personalidad de los personajes. Observad en el siguiente texto de Balzac cómo en la descripción de unas casas se combinan datos físicos, psicológicos y sociales.
- Eugenia Grandet. Honoré de Balzac. Primer párrafo del primer capítulo.
4.-El deseo de modernidad
Uno de los temas fundamentales del realismo, especialmente el español, es el contraste entre modos de vida asentados en fuentes económicas tradicionales (agricultura, posesión de tierras) y modos de vida asentados en la industria y el comercio. La revolución industrial de finales del siglo XIX, por exceso o por defecto, traspasa casi todas las obras realistas.
- Doña Perfecta. Benito Pérez Galdós. Capítulo V, desde “—¿Y qué le parece al señor don José nuestra querida ciudad de Orbajosa? …” hasta “…incluso para decirnos que somos poco menos que cafres”
5.- Crítica política
El realismo intenta analizar la realidad política de la época, con el fin de criticar el abuso de poder, la lentitud de la burocracia, la insensibilidad de los políticos, el caciquismo, etc.
- En el tren. Cuento de Leopoldo Alas Clarín.
6.- El individuo condicionado. El individuo y su educación. Tema central del realismo
Las relaciones individuo-sociedad son complejas. Aunque el realismo no niega el poder que tiene el individuo para decidir su destino (sin llegar al extremo romántico de que el individuo se sobrepone a la sociedad), está condicionado por su contexto social y por su educación.
- La regenta, de Leopoldo Alas Clarín. La educacíon de Ana Ozores, capítulo IV. Desde “De todas suertes, doña Camila se rodeó de precauciones pedagógicas y preparó a la infancia …” hasta “…de pierna desnuda, musculosa y velluda, de gorro catalán, de rostro curtido, triste y bondadoso, barba espesa y rizada y ojos negros”
7.- El individuo determinado. Ausencia de libertad. Tema central del naturalismo
El Naturalismo está influido por el cientificismo y pretende llevar el método científico a la literatura, de tal forma que el novelista se convierte en un “médico” de la sociedad, capaz de analizar sus males. Parte del supuesto de que el individuo está determinado por su herencia familiar y sus condiciones económico-sociales. Sólo cambiando el contexto socioeconómico puede cambiarse al individuo. Se presta especial atención a la vida de los suburbios de las ciudades, del mundo fabril, del campesinado, etc., allí donde las durísimas condiciones de vida más condicionan-determinan la vida de los hombres, donde la fealdad, la vulgaridad, lo desagradable abundan y donde resulta a los personajes imposible abandonar su clase social. El naturalismo está muy influido por las nuevas teorías sociales del siglo XIX, principalmente el socialismo y el comunismo.
- La tribuna. Emilia Pardo Bazán. Capítulo XI. Desde “Guardiana mendigó, esperó a los devotos que iban al santuario, rondó a los que llevaban merienda, pidiéndoles las sobras,…” hasta “…Buenas cosas sabía ella de personas principales!”
- Accidente. Emilia Pardo Bazán. Cuento naturalista
8.-También, el entretenimiento
Pero la literatura realista no siempre es tan ambiciosa; también busca la evasión y se centra en situaciones divertidas, intranscendentes, de enredo. Tal es el caso de esta maravillosa historia
- El sombrero de tres picos. Pedro Antonio Alarcón