Dibujo de Günter Grass
Ayer murió el novelista, poeta y dramaturgo alemán Günter Wilhelm Grass (1927-2015). Obtuvo el Premio Nobel de Literatura y el Premio Príncipe de Asturias en 1999.
Fue uno de los más importantes escritores alemanes del siglo XX, mostrando en sus novelas la convulsa historia de Europa desde la segunda guerra mundial. El tambor de hojalata, 1959, y Años de perro, 1963 fueron sus obras más conocidas.
Te invito a que te documentes sobre su obra y leas alguna de las obras citadas.
RESUMEN DE LA PELÍCULA “EL TAMBOR DE HOJALATA”
FRAGMENTO DE LA NOVELA “EL TAMBOR DE HOJALATA”
POEMAS
Lee, como signo de homenaje, los siguientes poemas de Günter Grass:
Asuntos de familia
En nuestro museo—vamos todos los domingos—,
han inaugurado una sección nueva.
Nuestros hijos abortados, embriones pálidos y serios,
se acurrucan en simples tarros de cristal,
preocupados por el futuro de sus padres.
Amor
Es esto:
Transacciones sin efectivo.
La manta siempre un poco corta.
El contacto flojo.
Buscar más allá del horizonte.
Rozar con cuatro zapatos las hojas muertas
y frotar mentalmente pies desnudos.
Arrendar y tomar en arriendo corazones;
o en la habitación con ducha y espejo,
en un coche alquilado, con el capó hacia la luna,
dondequiera que la inocencia se baja
y quema su programa,
suena la palabra en falsete,
cada vez diferente y nueva.
Hoy, ante la taquilla aún cerrada,
susurran, de la mano,
el avergonzado viejo y la vieja delicada.
La película prometía amor.
Las ventajas de las gallinas de viento
Porque apenas ocupan sitio
en sus perchas de corrientes de aire
y no picotean mis domésticas sillas.
Porque no desprecian las duras mondas de los sueños,
ni corren tras las letras
que el cartero pierde cada mañana ante mi puerta.
Porque se quedan quietas
de la pechuga al penacho,
paciente superficie, escrita en letra pequeña,
sin olvidar plumas ni apóstrofos…
Porque dejan la puerta abierta
y la clave sigue siendo la alegoría
que canta de vez en cuando.
Porque sus huevos son tan ligeros
y digeribles, traslúcidos.
Quién vio ese instante
en que el amarillo se harta, agacha las orejas y calla.
Porque su silencio es tan suave,
la carne del mentón de una Venus,
las alimento…
A menudo con viento del Este,
cuando pasan las hojas de tabiques intermedios,
se abre un nuevo capítulo
y me apoyo feliz en la valla,
sin tener que contar las gallinas…
porque son innumerables y se multiplican sin pausa.