Los griots son importantes para nosotros tanto en los buenos momentos como en los malos.
Os explicaré dos recuerdos de mi infancia para que podáis ver la importancia de los griots en la sociedad senegalesa.
Yo recuerdo cuando se murió un vecino. No hace falta decir que era un momento duro para la familia y para todos los amigos y conocidos. El griot fue a casa de la familia, donde había toda
la gente para dar el pésame. Su tarea fue infundir el coraje que necesitaba la familia para seguir adelante, motivó a la familia para que siguiera unida; el padre había muerto, pero la
vida continuaba, y dijo que el deseo del padre era que la familia siguiera haciendo todos los proyectos que él había iniciado. También dijo a uno de los hijos que el padre había decidido que él fuera el puntal de la familia, que tenía que ser él quien tomara o supliera su lugar como cabeza de familia y persona de referencia de todos, quien tenía que procurar que no faltara la comida cada día en casa…
El griot habló y cantó delante de todos, explicando todas las cosas buenas que había hecho aquella persona; cosas que ni siquiera sus hijos sabían. Fue un momento muy importante para todos, un acto para dar aliento y hacer pasar aquel mal momento de la mejor manera posible.
El bautizo es un momento de alegría totalmente distinto del anterior. En estas ocasiones, los griots son los encargados de poner el nombre del recién nacido. Allá los recién nacidos no tienen nombre hasta el momento del bautizo, ya que es el griot quien lo hace oficial. Los griots cantan a los padres para explicarles cómo se tiene que educar a los hijos, qué hay que hacer para ser unos buenos padres, qué habían hecho sus padres por ellos y sus abuelos por sus
padres, etc.
Son dos casos completamente diferentes, uno en la tristeza y el otro en la alegría, pero que forman parte de nuestra cultura y del día a día del Senegal.
Escucha con más atención
a la naturaleza que a las personas.
Se siente la voz del fuego,
se siente la voz del agua.
Escucha en el viento
el matorral que solloza.
Esto es el espíritu de los antepasados
Había una muchacha cuya madre había muerto y que tenía una madrastra muy cruel con ella. Un día en que la joven lloraba sobre la tumba de su madre, vio que de la tierra salía un brote
que se convirtió en un arbusto y luego en un gran árbol. El viento que movía las ramas le dijo que su madre estaba muy cerca y que tenía que comer los frutos del árbol. Ella lo hizo y comprobó que los frutos eran muy sabrosos, y se sintió reconfortada. A partir de entonces, cada día iba a comer los frutos de aquel árbol.
Pero un día la madrastra la vio y le pidió a su marido que cortara el árbol. La muchacha lloró durante mucho tiempo junto al tronco cortado, hasta que un día vio que de él crecía otra planta, una calabaza. Aquella calabaza tenía un agujerito por el que salían unas gotas de líquido.
Bebió un poco y volvió a sentirse bien. Pero la madrastra se enteró y una noche oscura tiró la calabaza bien lejos. Cuando la muchacha volvió al lugar, se entristeció mucho y lloró hasta que, de repente, oyó el murmullo de un riachuelo que le decía: «Bebe de mi agua, bebe de mi agua ». Ella bebió y el agua era muy refrescante. Pero la madrastra encontró el riachuelo y le pidió al marido que lo cubriera de tierra.
Tiempo después, un hombre joven salió del bosque. Observó el árbol muerto y pensó que era lo que necesitaba para fabricarse un arco nuevo y flechas, ya que era cazador. Encontró a la muchacha y hablaron del árbol que había crecido en la tumba de su madre. Se gustaron mucho, y el joven fue a la cabaña del padre de la muchacha para pedirle permiso para casarse con ella.
El padre dijo que sólo se casarían si cazaba una docena de búfalos para la fiesta de la boda. El cazador nunca había matado más de un búfalo en una jornada, pero cogió su arco nuevo y se dirigió al bosque. De repente, vio una manada de búfalos descansando. Tensó el arco, disparó, y un búfalo cayó muerto. Luego otro, y otro, ¡y hasta doce seguidos!El joven cazador llamó a unos hombres para llevar los animales muertos a la fiesta de la boda.
Los dos jóvenes se fueron lejos y la muchacha volvió a ser feliz.